Estrella
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Imagen: https://unsplash.com/photos/uhjiu8FjnsQ |
¿Ves esos ojos?, esos que te miran desde el espejo. Son ojos cansados, ojos que miran pero no observan, son sólo herramientas del todo un sistema automatizado, atrapado en la rutina
Mi mente grita y se encoleriza, los pensamientos fluyen sin parar y la frustración se apodera de los sueños que se ciernen enterrandolos, ahogandolos en un mar oscuro lleno de ideas olvidadas, de viejas amistades, de recuerdos cuya dulzura se ha agriado junto a viejos poemas escondidos en lugares donde no quieres encontrarlos.
La procesión avanza a mi alrededor y mi yo interno se pregunta ¿por qué caminan en surcos? sin prestar atención a nada a su alrededor, autómatas, ignorantes de todo color a su alrededor. Personas que olvidaron la vida y solo siguen los canales que están obligados a seguir… hasta que mi yo interno se da cuenta de que también sigo los canales que están prediseñados en una vida que se siente vacía.
Resignado y cansado de batallar sigo avanzando por los surcos de mi vida, alcanzando metas grises, sueños que no me pertenecen, librando batallas sin fin… Y solo una mirada fugaz se escapa hacia el cielo.
Miro un cielo lleno de estrellas, tras unos instante logró observar un pequeño cielo, diminuto, pero lleno de estrellas… ¿Porque el cielo es tan pequeño? y entonces lo comprendo, la realidad. No camino en surcos, avanzando de meta en meta, cavo un hoyo profundo hacia un vacío abismal. Aterrorizado lucho para salir de allí, mis manos intentan aferrarse a las paredes y me resbalo, la oscuridad es asfixiante, las estrellas se ven lejanas, y el borde inalcanzable.
En mi pecho mi corazón late fuertemente, mientras hago mi cuerpo lo más pequeño que puedo, alzo la mirada y contemplo las estrellas, cada una tiene un brillo singular, cada una de ellas parece cantar una canción única. El pequeño trozo de cielo que logro ver se desliza lentamente, mostrando estrellas y más estrellas en lo que parece una noche interminable. Y entonces la ví, una estrella con un brillo único, un brillo que absorbe la oscuridad, alta e inalcanzable por sobre todo lo que existe en el mundo.
La veo por quién sabe cuánto tiempo, su brillo me reconforta, calma mi mente y me da fuerzas. Poco a poco reúno el valor, una larga distancia me separa del borde, pero mientras pueda observar esa estrella, sé que podré seguir subiendo.
Mi mente grita y se encoleriza, los pensamientos fluyen sin parar y la frustración se apodera de los sueños que se ciernen enterrandolos, ahogandolos en un mar oscuro lleno de ideas olvidadas, de viejas amistades, de recuerdos cuya dulzura se ha agriado junto a viejos poemas escondidos en lugares donde no quieres encontrarlos.
La procesión avanza a mi alrededor y mi yo interno se pregunta ¿por qué caminan en surcos? sin prestar atención a nada a su alrededor, autómatas, ignorantes de todo color a su alrededor. Personas que olvidaron la vida y solo siguen los canales que están obligados a seguir… hasta que mi yo interno se da cuenta de que también sigo los canales que están prediseñados en una vida que se siente vacía.
Resignado y cansado de batallar sigo avanzando por los surcos de mi vida, alcanzando metas grises, sueños que no me pertenecen, librando batallas sin fin… Y solo una mirada fugaz se escapa hacia el cielo.
Miro un cielo lleno de estrellas, tras unos instante logró observar un pequeño cielo, diminuto, pero lleno de estrellas… ¿Porque el cielo es tan pequeño? y entonces lo comprendo, la realidad. No camino en surcos, avanzando de meta en meta, cavo un hoyo profundo hacia un vacío abismal. Aterrorizado lucho para salir de allí, mis manos intentan aferrarse a las paredes y me resbalo, la oscuridad es asfixiante, las estrellas se ven lejanas, y el borde inalcanzable.
En mi pecho mi corazón late fuertemente, mientras hago mi cuerpo lo más pequeño que puedo, alzo la mirada y contemplo las estrellas, cada una tiene un brillo singular, cada una de ellas parece cantar una canción única. El pequeño trozo de cielo que logro ver se desliza lentamente, mostrando estrellas y más estrellas en lo que parece una noche interminable. Y entonces la ví, una estrella con un brillo único, un brillo que absorbe la oscuridad, alta e inalcanzable por sobre todo lo que existe en el mundo.
La veo por quién sabe cuánto tiempo, su brillo me reconforta, calma mi mente y me da fuerzas. Poco a poco reúno el valor, una larga distancia me separa del borde, pero mientras pueda observar esa estrella, sé que podré seguir subiendo.
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